Desde siempre, escribir ha sido una de mis grandes pasiones. Y escribir tiene consigo la necesidad de imaginar, de crear, de construir mundos y de creer que existen. Entonces, desde siempre, me ha gustado imaginar y creer que lo que me imagino puede hacerse realidad. 
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​Con la idea limitada que tenía del mundo creía que las marcas, la publicidad y el marketing eran el camino más cercano para la creatividad y para poder conseguir que las ideas se hiceran realidad. Sabía que el derecho mandaba la parada dentro del mercado: si no entendía el mercado, nunca podría conseguir hacer mis ideas realidad.

Entonces, decidí aprender, de manera paralela, sobre creatividad y derecho. Estudié Derecho en la Universidad Javeriana de Bogotá, algunos semestres de publicidad en la misma universidad, Branding en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, fotografía en la Salle College de Bogotá y en el School of Visual Arts de Nueva York.  Hice una especialización en Derecho de la Competencia en la Universidad Javeriana de Bogotá, una maestría en Brand Management en el IED de Madrid, y me dediqué a trabajar como abogada de propiedad intelectual.

¿Por qué no estudié nada que tuviera que ver con escribir historias?...

Ayudándole a las personas y empresas a proteger, gestionar y explotar sus resultados creativos confirmé que - el derecho manda la parada- y que trabajar de manera independiente la creatividad y el derecho afecta los procesos creativos y los hace ineficientes. Por eso nació Newvity, una consultora de creatividad, marca y propiedad intelectual donde combinamos la creatividad y el derecho en todos nuestros procesos.

Trabajando en branding, marketing y con "equipos creativos" entendí que había tenido una visión limitada de la realidad: la creatividad no se trata de ideas, se trata de personas. No se trata de lo que una persona es capaz de hacer, sino de lo que una persona ES.  Y me vi confrontada con mi propia creatividad, estaba bloqueada porque por perseguir hacer mis ideas realidad me había desconectado de la fuente de las ideas, de mi creatividad. Entre otras cosas, había dejado de escribir.

Ahí decidí aprender realmente sobre las personas y su creatividad. 

Y ese es el mayor problema que enfrentamos hoy como sociedad cuando hablamos de creatividad, y la pieza que a muchos les falta; perseguimos las ideas pero olvidamos de donde vienen.

La creatividad es el mayor reflejo de nuestra individualidad y, con el paso del tiempo, vamos olvidando quienes somos y reemplazándolo por quienes creemos que debemos ser: para nosotros, nuestros amigos, familia, empresa etc. En esa construcción mental nos desconectamos de nuestra fuente creativa para convertirnos en versiones limitadas de nosotros mismos. 
 
De eso se trata la Creatividad Aterrizada, de entender que solo en la medida en que logremos ser quienes realmente somos podremos conectarnos con nuestra creatividad y conseguir resultados valiosos para nosotros, nuestro entorno, las empresas y la sociedad. Para conseguirlo, es necesario replantearnos la manera en que abordamos la creatividad en la infancia, siendo adultos y en las empresas.