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Pensar por fuera de la caja puede matar la creatividad

Obligarnos a pensar “por fuera de la caja” puede llevarnos a rechazar pensamientos o ideas que pueden ser valiosas simplemente por considerar que se encuentran dentro de la “caja” o de lo común. Para explotar al máximo la capacidad creativa, hay que tener en cuenta todas las ideas, incluso las que se consideran más comunes.


Aunque existen varias definiciones de creatividad, lo cierto es que todas ellas comparten un denominador común: la creatividad como proceso para conseguir un resultado nuevo y original que permita resolver un problema a partir de realidades ya existentes.


De esta definición se desprenden tres principios fundamentales de la creatividad y de cualquier proceso creativo: i) el problema, ii) las realidades existentes y iii) el resultado novedoso. En mi criterio, sin estos tres elementos se desnaturaliza el concepto de creatividad y se limita el alcance de cualquier proceso creativo.


Entonces, ¿por qué obligarnos a pensar por fuera de la caja puede matar la creatividad?


Durante los últimos años se ha ido posicionando en el mercado la cultura del “pensamiento por fuera de la caja” donde se busca, en términos generales, desarrollar ideas más allá de los parámetros mentales convencionales para conseguir resultados novedosos y originales a los retos a los que nos enfrentamos constantemente como sociedad.


Sin embargo, bajo este planteamiento se corre el riesgo de limitar la generación de ideas dentro de los procesos creativos, ya que se segmenta el pensamiento y muchas veces se terminan clasificando las ideas en buenas o malas depediendo del “lado de la caja” en el que estén y no por el verdadero valor que puedan aportar a un determinado problema.


Las realidades existentes, o aquellas que conocemos, son la materia primera de los procesos creativos. Entre más cosas conozcamos y más ideas se tengan en cuenta al momento de buscar soluciones, mayor es la probablidad de que los resultados sean únicos, diferentes y originales.


Si descalificamos una idea por considerar que está dentro de los parámetros comúnes, corremos el riesgo de pasar por alto elementos de gran valor para el resultado que perseguirmos. Por eso, para conseguir resultados realmente únicos, diferentes y originales es necesario incluir dentro de los procesos creativos todas las ideas y realidaes existentes, incluso las más comúnes.


No se trata entonces de pensar “por fuera de la caja” para consguir resultados diferentes – porque al final, como toda tendencia, ya se ha convertido en el común denominadr- ; se trata es de pensar con criterio, y el criterio se forma con todas las experiencias vividas y el conocimiento adquirido.

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